Muchas veces creemos que las cosas buenas no son para nosotros, que solo les pasan a otras personas. Pero yo aprendí que no es así. Aprendí que para que las cosas buenas lleguen a nuestra vida nosotros mismos tenemos que construirlas, con esfuerzo día a día.
Hoy yo puedo sentirme muy orgullosa cuando veo mis pequeños logros. Puedo mirar para atrás y verme allí parada en el punto de partida de este camino que decidí recorrer, puedo ver como despacio paso a paso fui avanzando, venciendo obstáculos. Puedo ver el miedo que en aquel momento tenía, pero puedo ver también que a lo largo de todo este camino tengo personas que me acompañan. No es fácil avanzar, pero se hace mas aliviado cuando lo haces con gente que te quiere. Mis padres y mis hermanos estuvieron siempre a mi lado apoyándome. Mi hija es el motor que me da fuerza cotidianamente y también están los amigos que me alientan en este camino.
Falta mucho todavía para llegar a la gran meta, pero con pequeños logros sigo hacia adelante. Lo digo porque contenta y orgullosa puedo contar que mis miedos se fueron, quedaron atrás, y además, ya voy logrando pequeños reconocimientos al esfuerzo por mis estudios, por tantas noches de poco dormir, por los momentos de investigación y con el apoyo permanente de mi gente querida que siempre me da una palabra de aliento. Sí, sí, ya tengo notas y son buenas!!!
Trabajo con niños en un jardin maternal y puedo decir que me muerden el corazón con sus monerías.
